La paloma más espantosa y macabra que he visto, sentada en una baranda de una ventana rota de un edificio colonial del centro, da la espalda cuando me reconoce. Una anciana de cara de paloma reemplaza su imagen que, a su vez, es substituida por la del ejecutivo, el obrero y el abogado, que sé que es un abogado porque lo escuché alguna vez reír a carcajadas con otros abogados en un restaurante que también era un edificio colonial del centro. La pregunta es, por qué, de tantas imágenes y significados que sé del mundo, sólo aparece ese molesto buscarte entre mis sábanas en el entresueño?
