jueves, 3 de junio de 2010

Penpélope en la Guerra (The Waiting)

A regañadientes escribo pasos, describo pasos, invento pasos, porque en el fondo, ni los pasos, ni los viajes ni las guerras a pesar ellos.

El abandono

Una mujer inventada sentada en un puente. Una mujer inexistente, gris, sentada en un puente. Susurros inventados e ininteligibles, gestos vaciados, inventados. Muchos, millones de niños que duermen en su regazo. Qué forma de inventar, pienso.
"No es esa mujer inventada la que estoy buscando" le digo al infante que me acompaña mientras la observo. Él me da un golpecito en la espalda, dice que esa es la invención necesaria. Avanzo dos o tres pasos, lo miro, me anima. Observo de nuevo a la mujer inventada, suspiro reuniendo valor, me acerco. Sonrío, ella sonríe, es la primera mujer inventada del día con quién habla. Le pregunto "¿hace cuanto?" ella inventa “hace no tanto”. Me pregunta "¿cuánto hace?" invento, “no hago tanto”.
Los niños inventados, los suyos y los míos, se lanzan sonrisas y miradas inventadas. Llueve, miro el reloj y le digo que no quiero dejarla, cómo podría seguirla viendo? Cómo la encuentro? Ella sonríe, "qué forma de inventar", dice, y busca un papel, pide mi número y promete que me llamará. Sonreímos nuestros desconocimientos e invenciones
Me voy sonriente acariciando mi nueva invención, pronto me llamará, pronto.