viernes, 11 de mayo de 2012

El abandono


Leo un documento escrito en el 2005. Hojas blancas con letra diminuta que imprimí así para ahorrar papel.

Creo paisajes:

Colores vivos en verde, gris, tierra. También están las casas hechas en bahareque que huelen a humedad. Entonces se viene el calor y el olor de selva, el sonido de los grillos y los zancudos, 32 grados, hay gente sudando, pero yo sudo más.

Silencios, gritos, rumores. Dicen que hay una lista.

La crueldad se esconde tras los arboles, está a punto de nacer y nadie quiere ser testigo. Los que están en la lista no se explican el porqué de su aparición, están desconcertados. Los que tienen carro se llevan a la gente a otros pueblos. Los que están viejos dicen que no se van porque no le deben nada a nadie y claro, porque no están en la lista. Todo esto ocurre en una noche clara por la luna llena.

En estos paisajes los pueblos quedan desolados, solo quedan los perros y las gallinas. La gente se aleja observando su casa por última vez, sus cultivos, sus proyectos, y es que todo está en el territorio donde nacerá la crueldad, algo se les queda en la piel mientras se van.

"Pero por dios!" pienso levantando la mirada. 

Observo mi reflejo en la ventana, Mariana está en la oficina del lado tomando un tinto y Julieta imprime un informe, 

yo estoy muy lejos. 

jueves, 8 de marzo de 2012

Tarde de miradas estupefactas ¿cuándo me convertí en una mujer?

Esta es una tarde sosa de un tiempo interminable y de espera, un “mientras tanto” solo interrumpido por millares de felicitaciones fortuitas. Sonrío confundida ¿y mis méritos? lo único que me pesa es un nombre común y yo solo reconozco los nombres propios. Pero este es  un nombre ordinario y  maltrecho, es un nombre gastado, usado para millares de propósitos. 

Hoy es un día de mujeres comunes e inventadas, pero también es el día de muchas otras creaciones de leche, pan y agua. Porque las que se inventan a sí mismas y se nombran han tenido que descomponerse, cortarse y agriarse primero antes de cocerse.  

miércoles, 29 de febrero de 2012

Serie Invenciones: Las mujeres

Observo como solo puedo hacerlo, aveces me engaño, no te reconozco y llego a creer que tu no eres tu!

La  ceguera puede continuar en un desconocimiento eterno o puede que finalmente te observe de otra forma, una común y conocida, porque nuestras observaciones son bien ordinarias, como yo.

Es una clara falta de creatividad y crítica, siempre nos vemos esquizofrenicamente en diferentes tonalidades que detestamos/deseamos lindasfeas, altasbajas, gordasflacas, negrasblancascafés con leche y muchas caderas, y eso solo con las mujeres sin nata, ya es otra historia con las que se quieren volver queso. Yo decidiría los términos en los que me veo (y deseo) pero  ¿qué hago con estos ojos que son míos y ajenos? Para decirme debo deshacerme.