viernes, 28 de noviembre de 2008

Transmilenio


Llueve y te veo. Tú no sabes que te veo pero llueve y me ves. Llueven goticas como palabras que forman frases que se unen como caen, como "llueve y nos vemos sin sabernos". Llueve y estas de pie inmóvil, esperando ruta. Llueve a cántaros un diluvio que nos separa. Porque nadie quiere mojarse. Llueve mirándonos, deseándonos y la llegada de los buses nos alerta. Corremos en dirección del otro, nos mojamos como si las gotas, al caernos, nos escribieran en un encuentro imposible y único. Corremos a las paradas porque al escribirnos nos cuesta mucho borrarnos. Nos cruzamos y seguimos. Nos subimos en buses de direcciones contrarias y, adentro, nos sacudimos las letras. Llueve afuera letras que dibujan buses partiendo.



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